Animal de bellota... el que escribe.
Siempre me ha gustado esa expresión, porque me encantan los cerdos. Y desde que me hice vegano y antiespecista, pues más.
A ver, cómo te cuento esto sin alargarme… Pues volví a la universidad, una vez más, y me puse a escribir sobre humanidades, filosofía, cultura. Y me acordé que, hasta hace un par de años, yo también escribía mucho, mucho en blogs.
Hoy, un blog es como… no sé, fumar. Que hay mucha gente que lo hace, pero es como pelar una patata con cuchillo teniendo un pelapatatas ahí, al lado. No le veo el sentido. Dicho de otro modo, que me acordé de las newsletters (vale, vi que varias personas se habían lanzado a escribir una) y dije: ah, mira, pues eso sí. Porque una de las formas más bonitas de hacer activismo (por los animales, por los colectivos en riesgo de exclusión, por el planeta) es transmitir ideas, y a mí me encantaría hacerlo a través de lo que sé: la etología, la filosofía, la divulgación, y más.
Si te llama, pues deja ahí el correo. Suscríbete. Qué sé yo: si digo cualquier tontería, pues me escribes y me comentas, o te das de baja, que en Substack lo han puesto fácil, y eso también da valor. Pero bueno, yo creo que te va a gustar. Y el domingo, empezamos.